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martes, 13 de abril de 2010

transportes públicos atrevidos

no siempre es aburrido
Por Eloísa López
La próxima vez que veas un autobús dirigirse directamente hacia el agua no te asustes, sus pasajeros no se van a ahogar; probablemente se trate de uno de los nuevos autobuses anfibios, una idea que podría parecer un poco peregrina si no fuera porque estos vehículos son una realidad. En la ciudad escocesa de Glasgow la empresa de transporte Stagecoach ha decidido sustituir los ferris que unían ambas orillas del río Clyde. Y su apuesta son los autobuses anfibios, que les permiten adaptarse a la reducción del número de pasajeros con una solución a la medida, rentable y, cuanto menos, vistosa.
Autobús-barco

El autobús escocés ha sido fabricado por la firma holandesa DATV (Dutch Amfibious Transport Vehicles) y ha costado casi 800.000 euros. Funciona como un autocar normal cuando circula por carretera, pero su carrocería está diseñada de manera similar al casco de un barco para dotarlo de flotabilidad y estabilidad en el agua. Para desplazarse en el río cuenta con un sistema de propulsión a chorro.En carretera alcanza 100 km/h, mientras que en el agua la velocidad se reduce hasta 8 nudos (unos 15 km/h), lo que es más que suficiente para que complete su travesía por el río Clyde en unos tres minutos. En cuanto a su capacidad, puede hasta 48 pasajeros, que disfrutarán en el trayecto de su sistema de climatización y las pantallas individuales en cada asiento. Además de la dotación normal de cinturones, cuenta con chalecos salvavidas para casos de emergencia.
Voy cruzando el río...

La idea de combinar el transporte terrestre y el acuático tiene ya unos cuantos años y se ha aplicado, fundamentalmente, en el ámbito del turismo y el ocio. De hecho, son diversas las ciudades que cuentan con un servicio de excursiones que combina el paseo turístico con vistas por carretera y por el agua. Nueva York, Londres, Chicago o Liverpool son tan solo unos ejemplos de la puesta en marcha con éxito de este tipo de servicios.Además, en los países que cuentan con ríos navegables también suelen disponer de un servicio de taxis acuáticos, que ayudan a los ciudadanos a trasladarse de un sitio a otro, evitando los frecuentes atascos de los recorridos por carretera en las grandes ciudades. Sin duda, y de la mano de la reciente aparición de coches capaces de desplazarse por el agua, este servicio se podría transformar en uno de taxis anfibios, de manera similar a lo que ha ocurrido en Glasgow con el autobús.
Autobuses sobre raíles

Y si de mezclas hablamos, ¿qué te parece el tren-bus inventado por los japoneses? Desarrollado por Toyota e Ino Motors, estos miniautobuses son capaces de desplazarse tanto por carretera como sobre raíles. Han sido diseñados para dotar al servicio de transporte público de flexibilidad, sobre todo en las zonas alejadas y con poco tráfico de viajeros, donde no resultaría rentable establecer un servicio de ferrocarril.
Entre limusina y autobús

Mucho más glamuroso y lujoso es el concepto de "Superbus", un híbrido entre limusina y autobús capaz de albergar 23 pasajeros, ofreciéndoles una experiencia difícilmente igualable en los sistemas tradicionales de transporte público: máximo confort, climatización individualizada, sistemas de entretenimiento y conexión a Internet. Lo único malo de este vehículo es que todavía es un proyecto, aunque sus creadores (un grupo de estudiantes de la Universidad Tecnológica de Delff) esperan convertirlo en realidad dentro de cinco años.
Cápsulas a pedales

Y para ideas locas, la que se les ha ocurrido a unos australianos que han inventado un monorraíl en el que circulan pequeñas cápsulas impulsadas a pedales por sus ocupantes. De momento esta idea ha quedado en una pequeña atracción en la que se reta a los participantes a llegar antes que sus contrincantes, demostrando así la potencia de sus pedaladas, al más puro estilo Miguel Induráin.

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